Tartagal - Salta

Argentina

lunes, 1 de febrero de 2010

La muerte de un manifestante de Pichanal avergüenza a Salta

Fuente: Iruya.com

La noticia del fallecimiento de Jorge Aguilera, el joven de 29 años que sufriera graves quemaduras durante una manifestación que trabajadores de la zona realizaban en demanda de aumento de sueldos, ha sido noticia destacada en las primeras planas de los medios de Salta.

Aguilera falleció en el hospital San Bernardo de la ciudad de Salta, en donde se hallaba internado con pronóstico grave a raíz de las quemaduras de tercer grado que afectaban a la mayor parte de su cuerpo.

Las escuetas crónicas de los medios se limitan a señalar que Aguilera roció su cuerpo con nafta y se prendió fuego como forma de exteriorizar su protesta, pero otras fuentes señalan que el fallecido no pertenecía al grupo que reclamaba aumentos de sueldo en la ruta 40 y que la desgracia sobrevino por una defectuosa manipulación de una botella de plástico que contenía el combustible.

Sea como fuere, no es posible ignorar que la muerte de esta persona se produjo en el contexto de un acto de protesta colectiva y que existen responsabilidades concurrentes entre quienes la protagonizaron y aquellos contra los que estaba dirigida.

Lamentablemente, se va haciendo una costumbre entre nosotros que las protestas de trabajadores y de desempleados en el norte de Salta adquieran características violentas y que muchas veces estos actos se salden con muertos y heridos de consideración. Es tiempo de reflexionar sobre la efectividad de este estilo de reclamar los derechos, como así también de darse cuenta que la agitación social en el norte de la Provincia -que se encuentra en la base de toda violencia- es una cuestión pendiente que los gobiernos (nacional, provincial y municipales) deben abocarse a resolver antes de lanzar las campanas al vuelo y soñar con el "gobierno perfecto".

Cualquiera haya sido en realidad la causa que provocó que Aguilera resultara gravemente quemado, hay que tomar conciencia de que sucesos como éste no contribuyen a mejorar la situación de los trabajadores, porque los tiempos de las luchas épicas ya han pasado y hoy son las soluciones negociadas, en ámbitos pacíficos y racionales, las que alumbran las mejores soluciones para el progreso de los trabajadores y la real vigencia de sus derechos

No debemos dejar de pensar que los escenarios violentos favorecen el autoritarismo laboral de las empresas y muchas veces ayudan a justificar el de los gobernantes, por lo que no es descabellado suponer que detrás de algunos movimientos de violencia se esconden intereses que sólo buscan perpetuar la agitación social, por razones electorales, económicas o por ambas.

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